¿Qué viabilidad tiene el Corredor Oro de los Andes como una opción de turismo que a la vez beneficie a la poblaciones locales?
Si evaluamos los recursos de que dispone la zona encontraremos opciones muy atractivas; estamos hablando de Chavín de Huántar, Tantamayo, Huanucopampa, cordilleras, puyas de Raymondi, aguas termales, en fin... Se trata de trabajar en conjunto para ofrece un buffet al turista a fin de que elija según sus intereses: turismo vivencial aventura, termalismo, cultural, trekking, etc. Venimos trabajando entre veinte municipios desde hace cuatro años y pensamos que lo más importante es que se continúe con la estrategia, mejorándola, ampliando espacios, incorporando personas e instituciones con conocimiento del tema. Por ello es vital que los nuevos alcaldes conozcan y valoren la importancia de esta iniciativa.
Una iniciativa así exige un presupuesto. Lo avanzado y lo programado, ¿se financian con recursos públicos o mediante proyectos municipales?
Hemos convocado a socios estratégicos como las empresas mineras, y también a personas que nos puedan apoyar con la promoción. Hay también fondos municipales, desde luego; sin embargo, no creemos que el tema sea sólo ni básicamente un problema de dinero sino de convocatoria para actuar con estrategia. Por ejemplo, en lugar de iniciar estudios de cero, se ha recopilado mucho de lo existente y hemos encontrado herramientas muy útiles. La viabilidad de esta Corredor está en la conjunción de actores. Otro ejemplo: mediante un convenio entre el ex MITINCI y Telefónica, esta empresa entrega 200 mil dólares para el desarrollo turístico en nuestra zona.
¿Y el Estado?
El Estado aún no ha oficializado su participación en el proyecto, a pesar que lo hemos presentado a diversas instituciones: CTAR, PRONAMACH, el ex Ministerio de la Presidencia, PROMPERU, el ex MITINCI. Hay respuestas entusiastas pero aún nada oficial. CONTRADROGAS también está interesado en crear con el turismo una actividad económica alternativa en el valle del Monzón.
Estamos hablando exclusivamente de la viabilidad financiera pero, ¿qué hay de la sostenibilidad? Ahora todos sabemos que si el turismo no involucra a las comunidades locales, no se mantiene en el tiempo.
Si las autoridades y las poblaciones no interiorizan la importancia del tema y luego no participan, estaremos ante un proyecto incomprendido que no será continuado por los nuevos alcaldes. El turismo como sector económico no puede seguir siendo visto como una actividad sólo de elite. Al respecto, aún no tenemos un plan estratégico con líneas de acción del todo definidas para darle sostenibilidad a la propuesta. Sí estamos aprovechando oportunidades -como la de Antamina- para mejorar infraestructura pero nos falta lo principal: la estrategia. Ahora, algunas poblaciones, más que otras, comienzan a entender la importancia del turismo para su vida económica. Huallanca, por ejemplo, fue sede de los contratistas del proyecto Antamina entre el 98 y el 2001 y gracias a ello recibió un impacto favorable para mejorar su infraestructura receptiva. Luego, cuando esa ocupación termina, la población se da cuenta de que esa capacidad instalada puede ser utilizada para recibir turistas. Ahora Huallanca recibe un promedio de 10 turistas diarios, entre mayo y octubre, básicamente venidos para caminar por la cordillera del Huayhuash, y ya se siente en alguna medida el resultado. Este caso podría ser extensible a otros pueblos y comunidades.
Seguimos en el plano económico, ¿qué pasa con los aspectos culturales de la zona, frente a la posibilidad de que el turismo realmente crezca? En una circunstancia así la cultura propia es una ventaja competitiva pero paradójicamente, es lo que se pone en riesgo con mayor rapidez...
Se está ya trabajando con los jóvenes para rescatar fiestas y tradiciones que formen parte de la oferta, como los carnavales a caballo de Huallanca, que ya se estaban perdiendo. Igual ocurre con la recuperación del Baile de los Negritos. En nuestro pueblo estamos tratando de recuperar esta danza navideña tan rica, pero haciendo que todos pongan algo de su lado. El municipio se encarga de la banda pero las familias deben tomar la responsabilidad del vestuario. Si no lo hacemos así, no estaremos generando ningún compromiso real de los pobladores. Hay que trabajar también en el rescate de tecnologías nativas en textiles y otras formas de artesanía. En esta línea la labor de la Misión Matto Grosso es invalorable y nos demuestra cómo la Iglesia puede ser un socio para el desarrollo. Pero insisto, aún no hay un plan estratégico. Hay que avanzar en esa línea porque hasta hoy las iniciativas son puntuales.
Antamina ha efectuado un pago complementario destinado a la región.
Por primera vez en la historia republicana se ha logrado que fondos que provienen de la extracción de los recursos de una región, vuelvan a ella para propiciar su desarrollo. El Pago Complementario por Menor Inversión surge de que de un monto inicial de 2,520 millones que debía invertir Antamina, se hicieron efectivos 350 millones menos. Según el contrato con el Estado peruano, el 30 por ciento de esa diferencia -más o menos 111 millones de dólares- debe entregarse para obras de desarrollo local. Estos fondos ya han sido depositados, en septiembre de este año, en el BCR. La distribución será de 63 millones para los pueblos de zona de influencia directa (básicamente el Corredor, incluyendo Huarmey) y el resto en otros proyectos de Ancash.
¿Cómo impacta este pago en el desarrollo turístico?
Mejora la infraestructura vial y los servicios de energía eléctrica, aparte de los servicios básicos de salud y educación para la población. Estamos hablando de que el turismo no es cosa de elites, tiene que impactar favorablemente en las comunidades. El plan vial es muy importante. Un eje está compuesto por la carretera Catac- Chavín -San Marcos- Huari, y va a permitir no sólo el desarrollo de estos pueblos sino el de los periféricos en el Callejón de los Conchucos. Otro eje es el desvío Antamina-Huallanca, que acercará a Lima lugares como Huayhuash, Tantamayo y Huanucopampa, de extraordinario potencial turístico, pero que al no estar conectados, no han pasado de recurso a producto. Con el tramo Mojón -Chiquián vamos a sacar a este segundo pueblo del aislamiento, y estamos hablando de un lugar que ofrece atractivos extremadamente interesantes para fines de semana a las familias limeñas. A futuro tenemos la vía de penetración Pativilca - Conococha - Huallanca - La Unión - Tantamayo - Monzón - Tingo María. Este proyecto es parte de una visión hacia delante que se comienza a impulsar desde ahora. Hay que entender que con estos recursos se está construyendo no solamente infraestructura sino viabilidad para proyectos futuros.
¿Cuál es su perspectiva personal sobre estos proyectos de turismo?
Habiendo conocido otros países me he dado cuenta de los grandes atractivos que tenemos acá. Pero también he visto la importancia y la urgencia de transformar en producto nuestro recurso. En esa línea, soy un convencido de que este espacio situado en la cordillera de los Andes es una de las últimas reservas afectivas del mundo y eso tiene un inmenso valor. Tenemos algo que el mundo está perdiendo: cultura viva y calidad humana y eso es así porque estamos en un ámbito natural y cultural no de pobreza sino de grandes desafíos.
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miércoles, 8 de octubre de 2008
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