lunes, 6 de octubre de 2008

De Andahuaylas a Cuzco


Quienes hemos tenido la oportunidad de recorrer el Perú por carretera o trasladándonos por vía aérea y después hemos paseado por los caminos de a pie, en bicicleta, a caballo o en acémilas, reconocemos que en el primer caso, lo que se visita es la parte moderna y la histórica o arqueológica. Cuando transitamos en cambio por los caminos de a pie tenemos un contacto con el Perú andino y sus pobladores, hospitalarios, humildes y pobres, muy pobres. Sus pequeños campos de cultivo solo les dan para subsistir y eventualmente intercambiar productos con sus vecinos, pero sin vacilar nos pueden ofrecer un poco de sus papas, ocas, yucas. La sorpresa que origina nuestra presencia " casi marciana" con nuestros cascos y equipo de ciclismo entre los pobladores y los arrieros con los que nos cruzamos, es una experiencia muy especial.

Nuestro medio es la bicicleta y dada nuestra geografía, la bicicleta de montaña o Mountain Bike. Con alguna frecuencia realizamos paseos cortos, o no tan cortos: Santo Domingo de Los Olleros, Huamantanga, Marcahuasi, Pacaraos, Puerto Inca, Tauripampa. Hace unos años decidimos hacer algo de mayor envergadura y saliendo de Pisac, subimos el Abra de Colquepata, pasamos por la chullpas de Ninamarca, Paucartambo, Tres Cruces, Pilcopata y Atalaya. Fue una experiencia inolvidable. En abril del 2002 visitamos el Parque Nacional Huascarán, en una travesía exigente y extraordinaria. Alentados por su resultado, el año pasado decidimos hacer parte del Qhapac Ñan, motivados por la consulta del excelente libro de Ricardo Espinosa sobre el tema.



Nuestro amigo Wendell, de Wyoming, y su novia Rachel son dos ciclistas entrenados que estuvieron con nosotros en el Parque Huascarán y en el Qhapaq Ñan. Él propuso hacer una ruta a la que llamó Vuelta Perú 2004. Tenía una propuesta de circuitos y lugares, que nos llevó de inmediato a buscar información, revisar mapas y hacer un plan. Descartamos varias alternativas y decidimos para este año también recorrer parte del Qhapaq Ñan, pero en el sur. Así, volamos a Andahuaylas y desde el aeropuerto iniciamos nuestro recorrido en bicicleta, bajando a la ciudad, antes de partir hacia la Laguna de Pacucha. Visitamos la fortaleza chanka / inca de Sondor y luego tomamos el Camino Inca hacia Huancarama, pasando por los restos arqueológicos de Curamba.

Desde Huancarama bajamos al río Pachachaca para luego ascender a Abancay. Al día siguiente, visitamos al espléndido Santuario Nacional del Ampay, para apreciar el bosque de intimpas y las lagunas Ankasqocha y Uspaqocha. Saliendo de Abancay y luego de superar el Abra de Socllaccasa, iniciamos el descenso, pasando por los restos de Saywite, hasta Curahuasi y luego no nos detuvimos sino hasta llegar a los baños de Conocc, sobre el río Apurimac. Desde este lugar hicimos un tramo de enlace en los vehículos de apoyo hasta el Cusco y al día siguiente, en nuestras bicis, completamos la ruta desde Chinchero, Moray, Maras, para terminar en Urubamba.



EL SENTIDO DE LA RUTA

Nuestro objetivo era extender nuestro conocimiento directo sobre el Qapac Ñan, en bicicleta. El Qhapaq Ñan es la gran ruta inca que desde el norte de Ecuador, unía Quito, Cajamarca, Cusco y La Paz, proyectándose hacia los límites sur del Imperio Incaico. Pero aparte del tramo longitudinal (Qhapac Ñan propiamente dicho), la red incluye caminos transversales que interconectaban todo el Imperio Incaico. Muchos de estos caminos fueron pre-inca, acondicionados y mejorados, a los que con los años se fueron incorporando los "caminos de a pie" hechos y utilizados por los peruanos andinos hasta nuestros días. El Qhapaq Ñan y toda la red de caminos transversales fueron y son un vehículo de intercambio económico y cultural entre los pueblos de nuestra serranía, función que cumplen en el mundo moderno las carreteras e incluso, las telecomunicaciones.


LOGÍSTICA DIFÍCIL

Viajar en bicicleta por el Perú demanda una preparación logística compleja. Inicialmente el grupo estaba compuesto por 25 ciclistas, lo que implicaba mayores complicaciones en la organización. Tomamos entonces contacto con Juano Salazar, cusqueño y experimentado guía de ciclismo de montaña, a quien le propusimos la ruta y le pedimos su apoyo. Él con sinceridad nos dijo que no conocía la ruta, pero se comprometía a hacer un viaje de reconocimiento y luego acompañarnos en el viaje mismo. La primera etapa la cubrió con Vadim y Giovanni, quienes también nos acompañarían junto con un grupo de buenos ciclistas cusqueños.



Pero en Lima el grupo iba creciendo. Llamadas y e-mails llegaban solicitando cupo y cuando nos dimos cuenta, ya éramos 32 ciclistas, más tres guías y un mecánico. 36 ciclistas, a los que había que sumar chóferes de los vehículos de apoyo, hasta hacer un total de 41 personas. Los menores tenían 13 y 15 años de edad; el mayor, 64. Complicado grupo, además.

Cada ciclista consume aproximadamente tres litros de agua por día, por lo que tuvimos aprovisionarnos en Andahuaylas con 540 litros de agua en envases de 20 litros cada uno. Eso da una idea de lo que significa emprender una larga travesía en bicicleta, por lugares accidentados de nuestro país. La experiencia es indescriptible, por diversas razones: los paisajes, la gente, los silencios y los sonidos de la naturaleza. El conocimiento directo de las duras condiciones en las que viven muchísimos peruanos en estos lugares, pero también, la amabilidad incondicional y gratuita de autoridades, pequeñas empresas de turismo, dueños de restaurantes y ciudadanos de a pie. Alguna vez en la vida hay que realizar una experiencias como ésta, le cae muy bien al cuerpo, al espíritu y a las piernas.

FUENTE: REVISTA BIENVENIDOPERU.COM

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